Me había escapado de casa a pesar de que sabía que Valerie se iba a enfadar. Posiblemente mamá y papá no se diesen cuenta, pero Val siempre me decía que era peligroso ir sola por las calles porque alguien podría haceme daño. Pero...¿quién querría hacerme daño? ¿yo no había hecho nada malo, no?
Mi pies me condujeron al Crystal Palace, uno de mis lugares favoritos de Londres. Me senté en el bordillo de la calle observando la imponente y bella construcción con una sonrisa embelasada en el rostro.
Valerie siempre me decía que ese edificio era como yo. Frágil y transparente, aunque precioso. Y tan grande como mi corazón. Cuando me decía eso yo siempre le respondía que a mi jamás me admirarían y visitarían tantas personas, y ella me respondía que tuviera paciencia.
Sin apartar la vista del edificio comencé a tararear una canción con voz dulce y swuave, sin darme cuenta de la gente qu me miraba extrañada.