Encargo dificultoso (Libre)

<< ¿Por qué yo?>> pienso mientras recorro los pasillos de la pequeña librería, tenía que comprar un regalo, mi jefe me lo había encargado debía elegir un libro conveniente para su pequeña hija de 10 años apasionada de la lectura.
Mire todos los rincones leyendo con atención lo que se decía de cada uno en el pequeño resumen, pero… no encontraba uno que se adecuara a las características exigidas, hasta que al fin lo encontré, en la esquina superior, alce mi mano para alcanzarlo pero mi estatura resulto un pequeño problema, decidí ir a por el dependiente pero no se encontraba… <<…perfecto…>> mire para ambos lados y lance una mirada odiosa al libro, me subí con cuidado a la estantería y lo alcance con cuidado de no resbalar, una tarea un poco dificultosa para mí.

Al final mi pie me tenía que fallar, me resbalo cuando me
puse de puntillas en la misma estantería, me pasaba por impaciente, que me
hubiera costado esperar al dependiente, para mi suerte un chico me cogio antes
de que me estampara con el suelo.


- Gracias –dije suspirando aliviada, en cierta forma- llegaste
en un buen momento… yo soy Victoria –le conteste, intentando olvidarme de mi torpeza
acelerada en los últimos días.

Le conteste con una pequeña sonrisa dibujada en mis labios, agradecida por su cumplido.
- Quizás con un poco de suerte no me hubiera hecho tanto daño, unos cuantos rasguños nada más -le dje mientras le estrechaba la mano-.

-Buscaba un libro apropiado para una niña de 10 años, y encontre ese de allí arriba, pero antes de poder tocarlo resbale -dije con una sonrisa inocente quitando importancia a que una muchacha no se debía colgar por las estanterias, ese era el trabajo de los acrobatas y trapecistas-. Si sabes de alguno mejor...

Sonreí agradecida por su acto, sin duda un chico amable, que
no se había reído demasiado de mi torpeza. Lance un pequeño estornudo cuando le
quito el polvo ya que unas partículas se habían colado por mi nariz.
- Entonces quizás este bien si tú lo dices -volví a sonreír, a pesar de parecer
viejo las tapas duras que tenían se conservaban en perfecto estado, y las
letras estampadas en un rojo intenso lo hacían mas llamativo-.

Recibí el libro con una sonrisa y
luego comenzamos a caminar por el laberinto de pasillos rodeados de libros.


- Claro, será un honor –conteste a
su proposición con una amplia sonrisa, aunque llevaba guantes podía notar el frío-.

<<Tanto lazo para un simple libro>> pensé cuando
me lo devolvieron, pero el lance una sonrisa amable al dependiente y luego a
Dylan el cual me ayudo con mi abrigo y me abrió la puerta.
- Muchas gracias de nuevo -le dije- Mi vida... en estos momentos mis padres han
muerto y trabajo en un humilde lugar, donde mi jefe me trata genial, pero que a
veces odio por mandarme hacer estos trabajos.

-Tranquilo, me las arreglo bien sola
-respondí quitándole importancia a el asunto de mis padres- Trabajo en una pequeña tienda, no es gran cosa, pero me ayuda
bastante a vivir -dije con una sonrisa-.

- ¿Tienes frío? -le pregunte al ver su gesto, aunque era un poco obvia la respuesta-.
Nos fuimos a sentar a una mesa que no estaba en el centro pero tampoco muy alejada... perfecta. Despues de varios segundos una amable mujer de pelo canoso y sonrisa amigable nos fue a atender... me recordaba a mi abuela en su expresión, lo que me hizo sentirme comoda bajo su mirada.

- Seguro que lo hara -respondí con una sonrisa luego de pedirle a la señora de canosos cabellos algo caliente para tomar- le encanta este tipo de libros.
<<Mas vale que le guste cuando casi me meto por alcanzarlo>> pensé sin borrar la sonrisa amable d emi rostro.

- Gracias -le conteste mientras un pequeño gesto de rubor subía a mi rostro, aunque no era casi perceptible, ya que el frío de la calle hacia que mis mejillas se pusieran algo coloradas- Los tuyos tambien son hermosos, no conozco a mucha gente con ojos claros