Rosas rojas como carmín (Adrien)

-Me daba igual si no tenías nada, yo te lo hubiese dado todo, no me importaba la aprobacion de mi familia, te quedarías conmigo...-le dije aún dolido.

- ¿Pero porqué te importa ahora? - pregunté con una sonrisa triste - Al fin y al cabo, ¿qué? - pregunté, irónica - Tampoco es que ahora te importe demasiado, así que no hace falta tanto parloteo - dije, dolida, y me di la vuelta, soltándome de su agarre con firmeza, caminé hacia el lado contrario, dando traspiés por culpa de la lluvia, pero sin caer.

-Quizás si me importe o quizás tan solo quiera una eplicación que merecía desde un años y medio.-le dije mientras la observaba.

Me paré en seco al oírle y me di la vuelta, mirándole desde mi posición. Ya estaba oscureciendo, y con la lluvia se dificultaba la visión. Mordí mi labio y asentí. Quería una explicación.

- Está bien, como quieras - dije, encogiendome de hombros, como si no me importase en absoluto tener que confesar cuando estaba temblando - Te quise, mucho, sí, pero mi padre no me dejaba estar contigo por razones que hasta yo desconozco. No quería que acabara persiguiéndote, no era un buen hombre... - negué con la cabeza - Así que me alejé de tí hasta desaparecer... pero jamás he logrado olvidarte - sono un trueno, que acompasaba a la lluvia que caía. Me di la vuelta, no podía seguir allí tras lo que había dicho. No me moví de mi lugar, solo le di la espalda, con las lágrimas aún cayendo por mi rostro.

Avancé hacia ella con paso rapido y rodeé sus hombros con mis brazos.
-Siempre te dije que no le temía y aún ahora no lo hago.-le dije con sinceridad-No sabes como te odie...-le susurré al oido-...y como me odie por hacerlo...-le dije abrazándola más fuertemente.

Dejé mis manos sobre sus brazos, situados sobre mi pecho. Sollozando de nuevo.

- No sabes como me he odiado yo... - dije entre sollozos - No quería dejarte, lo juro... - dije, cerrando los ojos. Dejé que mi cabeza se deslizase hacia atrás, apoyada bajo su mentón. Necesitaba ese abrazo más que nada.

Le di un suave beso en la cabeza, sin saber ya que decir, si odiarla o simplemnet olvidarlo todo, hacia demasiado que ya no sabía lo que quería y hasta entonces no me había importado.
-No deberías haberlo hecho entonces...

Sentí escalofríos al notar su beso, pero no abrí los ojos hasta después de eso. Levanté algo más el rostro para verlo.

- Me odias... no me mientas, me odias y mucho - murmuré.

Me sorprendí al escuchar aquello y la solté.
-Yo...no se si aún te odio, hace demasiado de eso, pero aún me duele...-le dije.

Arrgué la frente, extrañada y me di la vuelta. Entendía que me odiase aún, pero... ¿dolerle? Lo decía como si aún sintiese algo. Negué con la cabeza.

- Dime que me vaya y no me volverás a ver, Àdrien... pero si me dices que aún hay algo me quedaré y lo abandonaré todo por tí, te debo mucho, y has tenido que sufrir tanto... - sentí mis piernas temblar, quería caer, caer y morir ahí, avergonzada.

-¿Y de qué sirve ya?, ninguno de los dos va a olvidarlo...-le dije reprimiendo las inmensas ganas que tenía de abrazarla .

Asentí lentamente mientras retrocedía un paso.

- Interpretaré eso como la primera opción - dije, con voz temblorosa - Espero que le vaya bien en la vida, señor Felton - dije, aguantando las ganas de llorar de nuevo, me di la vuelta caminando lentamente.

No supe que hacer, tampoco había querido decir aquello, así que una vez más la agarré de la muñeca.
-Espera...por favor...no te vayas otra vez...

Noté como me agarraba de la muñeca y me giré de nuevo.

- ¿Vas a decidirte ya...? - murmuré, entrecerrando los ojos - Porque si me odias de veras, no sé como no quieres que me marche... - miré al suelo - Yo no quiero marcharme - murmuré.

-Yo...no lo sé, no lo sé, ha sido demasiado tiempo...he tenido que acostumbrarme a vivir sin ti, no quiero que vuelva a pasar lo mismo...-le dije con la mirada baja, entonces me incliné y la besé en los labios.

Mi mente ya maquinaba un plan mientras él hablaba. Yo sonreiría tristemente, me iría, y jamás lo volvería a ver. Pero no, ocurrió eso, afortunadamente. Cuando me besó mis labios quisieron sonreír, pero estaban demasiado ocupados devolviendole el beso. Me sentía como si a un pez que han mantenido fuera del agua mucho tiempo, lo meten en una pecera, donde vuelve a estar tranquilo.

Separé mis labios de los suyos, tomando su rostro entre mis manos.
-Comprende que tenga dudas.-le dije.-Tú también las tienes, ¿no?

Asentí cuando me soltó.

- Me parece que tienes que pensarlo bien... igual que yo... - dije, mirandole mientras humedecía mis labios - Ya sabes donde vivo, así que no dudes en venir a verme, no pienso marcharme... - aclaré.

Asentí y colocando una de mis manos en su mejilla acaricié sus labios con la yema de mi pulgar,fijando mis ojos en aquel mismo punto, queriendo volver a besarla, sin embargo besé su frente tan solo.
-Nos vemos...-le dije mientras me daba la vuelta.

Cerré los ojos al sentir su mano en mi mejilla y sonreí cuando acarició mis labios. Suspiré cuando se dió la vuelta, no podía articular palabra. Sonreí tristemente mientras me daba la vuelta para volver a casa, ese día me había agotado mucho.