Solo perfecto (Libre)

El royal opera house... magnifico, esa sería la palabra que usaría si alguien me mandara describirlo lo mas simple posible.
Aquí estaba yo, en realidad no se celebraban en estos momentos una función, pero había conseguido entrar con una excusa a ver los ensayos que en ese momento se estaban formando, camine por las butacas observando como el escenario estaba repleto de personas que estaban escuchando las indicaciones que un hombre bigotudo les daba para que la función que se celebraría mañana por la noche, fuera positiva, al menos esas eran las criticas que se esperaban.
Me senté en una esquina ajena a las miradas de los interpretes, comenzaban a ensayar con tranquilidad yo mientras me acomode aun mejor en ese cómodo asiento y me quite la chaqueta que cubría mi cuerpo quedando con un vestido que aunque era muy sencillo comparado con los de los mas adinerados, era hermoso.

Seguí allí, observando como ensayaban, la verdad era que la obra parecía espléndida, al menos eso daban a entender las personas que dejaban todos sus esfuerzos sobre ese escenario.
Note que alguien me miraba, un joven, estaba allí de pie, me observaba, la razón la desconocía pero me imagine que quizás solo fuese curiosidad y nada más, así que aparte la mirada y seguí concentrada en las personas que estaban ensayando el segundo acto, sin embargo note que el chico seguía allí.

Me estaba entreteniendo viendo esos ensayos, eran muy interesante, pero de prontos note una voz a mi lado, alce la visa y vi a chico que había notado hacia unos minutos a unos metros de pie. Observe su rostro pudiendo notar una sonrisa bonita pero no demasiado agradable.
- ¿Sí? -dije intentando sonar lo más amable posible al joven-.

Espere tranquilamente a que alguna palabra saliera de su boca lo que ocurrió tras unos segundos en los que se oía unos pequeños gritos del director.
- Pues, si, pensaba quedarme durante un largo tiempo en este lugar -respondí amablemente- y aunque no entiendo que tiene de especial este asiento, supongo que te puedes quedar con el, a mi, personalmente me son todos exactamente iguales.
Mostré una pequeña sonrisa y me levante colocando bien mi vestido, las palabras que habían salido de mi boca eran lo que pensaba, este asiento era igual que el de al lado.

Escuche sus palabras con atención, su intento de explicarme sobre ese sitio, hice una gesto de que no importaba y luego vi comos e acercaba y me ayudaba en el vestido.
- Muchas gracias -sonreí al joven por su acto- siempre suele quedarme alguna imperfección en el vestido -expliqué sonriéndole, sin duda me había despertado con una felicidad algo impropia de los últimos meses-.

Hice una mueca de disgusto, odiaba que siempre se tuviera que ver perfecto cualquier ropa que alguien se pusiera.
- Si y aunque lo amo, a veces no puedo evitar detestarlo con todas mis fuerzas -conteste observándome mi vestido y luego fijándome en que su rostro no tenía felicidad-.

- Porque siempre se tiene que ver perfecto y en mi opinión hay cosas más importantes que una ropa perfectamente colocada -respondí casi al acto, quizás no todos pensaran como yo.
Me fije por primera vez en su ropa, con algunas roturas, pero igualmente eso no le quitaban lo hermoso; y aunque él u otra persona no pensara igual, eso no va a cambiar mi pensamiento.